La comida cannábica es tendencia desde hace años en países donde el consumo de la planta está despenalizado como Holanda o algunos estados de Estados Unidos, por ejemplo; incluso hay restaurantes donde la marihuana es la especialidad, como Yerba (en Ámsterdam, Países Bajos) o Gracias Madre (California, EU).
En México, pese a la ilegalidad de su consumo, han surgido grupos que buscan rescatar y compartir sus propiedades culinarias, medicinales y recreativas, como un colectivo de comida cannábica fundado hace dos años Ciudad de México y que ahora tiene hasta pan de muerto.
Primero lo primero: ¿qué es la comida cannábica?
La gastronomía o comida cannábica no es solo para ponerse. De hecho, cocineros y cocineras la utilizan como un potenciador de sabores, pues piensan que produce efectos similares a los del glutamato monsódico: salivación, percepción de mayor intensidad en los sabores y aumento del apetito.
De acuerdo con información de BBC News, el investigador Giovanni Marsicano, de la Universidad de Burdeos (Francia), demostró “que el principal activo de la marihuana, el THC o tetrahidrocarbocannabinol, interviene en los receptores del lóbulo olfatorio en el cerebro, incrementando significativamente la habilidad de oler alimentos y, por lo tanto, aumentando el apetito”.
Pese a que en México el consumo y la venta de productos con cannabis está castigado por la ley —según el artículo 194 del Código Penal Federal, las penas son de entre 10 a 25 años de prisión—, la CDMX es escenario de grupos que buscan destacar las diversas propiedades de la marihuana.
Uno de los colectivos más grandes es Xochipilli, el cual se ha enfocado en comunicar los beneficios terapéuticos de la marihuana con el objetivo de erradicar mitos y prejuicios acerca de la planta. Pero hay otro más que ha metido la marihuana en la cocina con resultados deliciosos, creativos y de calidad.
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