galletas craqueladas "red velvet", crujientes por fuera y tiernas por dentro ¡están de muerte lenta! Además, son súper sencillas de preparar.
En un recipiente hondo mezclamos la harina de repostería, la levadura química, el cacao y un pellizco de sal. En otro recipiente más amplio batimos la mantequilla y el azúcar con unas varillas hasta que la mezcla esté cremosa y homogénea.
Añadimos la clara de huevo (podemos usar un huevo entero, tamaño M, si lo preferimos) y la leche y batimos de nuevo para incorporar. A continuación incorporamos el colorante rojo y un par de cucharadas de la mezcla de ingredientes secos.
Batimos a velocidad baja para que la mezcla de harina y cacao no salga volando por la cocina. Cuando se haya integrado bien añadimos el resto de los ingredientes secos y batimos de nuevo con cuidado. Dejamos reposar la masa en la nevera durante dos horas. Este es un paso clave, no te lo saltes.
Una vez fría y reposada la masa tomamos pequeñas porciones y boleamos. A nosotros nos salieron 20, pero dependerá de la cantidad de masa que cojas. Rebozamos cada bola de masa en azúcar glas, con generosidad, y las colocamos en una bandeja de horno forrada con papel vegetal o sobre un silpat.
Cocemos en el horno, precalentado a 180 ºC con calor arriba y abajo, durante 12-13 minutos. Retiramos del horno y dejamos enfriar antes de manipular. Terminan de cocerse con el calor residual y quedan crujientes por fuera y tiernas por dentro. Una delicia.
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